domingo, 7 de marzo de 2010

¿POR QUÉ SEGUIR?

Chile nuevamente ha sido sacudido por desastres naturales. En la historia larga de la Tierra son eventos mínimos y casi anecdóticos, pero en lo que se refiere a la “historia humana” y especialmente la historia colonial y republicana de nuestro país (de la que tenemos registros de cronistas e historiadores) estos desastres corresponden a momentos fundamentales en la vida de nosotros, tanto individual como colectivamente. No todos, no puedo generalizar, pero una importante mayoría del país se ve afectada y fracturada en su alma por estos eventos. Nuestra personalidad se homologa a las fallas geológicas, que como la corteza fragmentada, presenta una dicotomía. Esta enfrenta lo mejor y lo peor de nosotros como seres humanos y chilenos. Es en estos momentos cuando nuestras pasiones se rebelan y revelan notoriamente. Así el asco, la admiración, el odio, la compasión, el miedo y la fortaleza se suceden vertiginosamente golpeándonos al unísono con la multitud de réplicas que nos recuerda nuestra fragilidad y al mismo tiempo nos exacerba nuestro instinto de conservación.

¿Por qué la gente quería volver con incomprensible ímpetu a Chaitén?, ¿Por qué la gente no huye de las zonas afectadas, cuando el materialismo no es excusa al haberlo perdido todo? ¿Qué nos impulsa a seguir viviendo en este país o nos impide a dejarlo?. Hay millones de razones para irse, ya pienso en muchas para dejar Santiago, incluso en momentos de normalidad. Aún así, creo que puedo identificar dos en este momento que no caen en el chovinismo (sin perjuicio de que existan más) y que nos impulsan a seguir: Tenemos la certeza que saldremos adelante, el espíritu se eleva y nos hace querer una tierra que de tiempo en tiempo pone a prueba nuestro temple. La segunda razón va en la línea de la primera: Somos depositarios de un legado que corresponde a la esperanza de una gran cantidad de muertos que pensó que esta era la tierra en que ellos querían vivir. Nosotros debemos dignificar esos sueños truncados, fortaleciendo las virtudes y grandezas que gracias a estos desastres de tarde en tarde nos afloran. Ese es a mi juicio nuestro mejor homenaje y es lo que le debe dar sentido a nuestra existencia futura en este territorio.

viernes, 1 de enero de 2010

LA RELACIÓN DE LATINOAMÉRICA Y LOS ESTADOS UNIDOS DESDE LA VISIÓN DE SALVADOR ALLENDE GOSSENS




Estados Unidos, sin duda, ha tenido y tiene la mayor influencia (económica, política, etc.) en prácticamente todos los rincones del globo. Por su ubicación geopolítica América Latina vive esta realidad de una forma notoria, lo que otorga un valor excepcional a su estudio desde todas las diversas disciplinas y perspectivas, además, esta idea se refuerza considerando los actuales hechos en los que se percibe la actitud de EE.UU. con países del tercer mundo y la polémica suscitada por los nuevos y numerosos antecedentes de la intervención norteamericana durante el período de 1970-1973 en Chile. En este caso esta influencia es analizada desde la mirada del ex presidente chileno Salvador Allende a través de sus intervenciones en el Senado de Chile y de otros discursos de su autoría emitidos durante su larga y prolífica vida política. Constituye un aporte de excepcional valor por la importancia de su figura en la historia del país y por lo representativo de sus palabras para una época interesante y conflictiva, donde plantea algunas de las causas y consecuencias de la interacción de algunos países de América Latina voluntaria, o la más de las veces, obligada con la potencia del norte y los intereses de ésta en la zona.


Esa es la introducción de un artículo de mi autoría. Si quieren seguir leyendo vayan al sitio de publicaciones históricas de la U. Complutense:


http://revistas.ucm.es/ghi/0214400x/articulos/CHCO0303120275A.PDF


miércoles, 30 de diciembre de 2009

LA LLEGADA DE COLONOS SUIZOS A LA COMUNA DE ERCILLA DESDE LA MIRADA DE SUS DESCENDIENTES


LA LLEGADA DE COLONOS SUIZOS A LA COMUNA DE ERCILLA DESDE LA MIRADA DE SUS DESCENDIENTES[1]

LA LLEGADA DE COLONOS SUIZOS A LA COMUNA DE ERCILLA DESDE LA MIRADA DE SUS DESCENDIENTES[1]

FREDDY SÁNCHEZ IBARRA

“¿Aquí a Ercilla? Mi familia llegó aquí, porque mi abuelo era... era colono, o sea que yo, soy nieta directa de colonos... de colonos suizos. Los padres de mis padres eran... llegaron niños aquí a Chile y los padres de mi madre también, pero los padres de mi padre se quedaron aquí en Ercilla y los de mi madre en Quecherehue.” [2]


“En países como el nuestro es de todo punto indispensable la activa cooperación del elemento extranjero; poderosa entidad que, al procurar enriquecerse, enriquece al país donde se asila, que puebla los desiertos y forma Estados, que aunque con el modesto nombre de colonias, asombran por su industria, por su comercio y por su bienestar, hasta a sus mismas metrópolis”.[3]

“En el año 1885, el 6 de febrero se reunieron en la orilla del río Huequén el Señor Ministro de Colonización, Señor Carlos Arellano; Don Enrique Devaud, el Señor Jefe de Batallón Don Antonio León, el Señor Director de Estación de Agronomía de la Sociedad Nacional de Agricultura Don Pablo Lemantayer; el Subdirector de Colonización de Victoria Don Bernardo Muñoz Vargas, el Jefe de Servicios Sanitarios de las mismas Colonias Don Camilo Sepúlveda; el Señor Capitán de Cazadores de a caballo Don Miguel Sagas Ríos y el Señor Administrador de la Colonia Huequén, Don Guillermo Zelado Esbers”.

Habiendo reconocido la necesidad de fundar un Centro de población que permita a las Colonias desarrollarse, el Señor Ministro ha resuelto que la ciudad que va a fundar el General Don Gregorio Urrutia tenga el nombre de Ercilla en recuerdo del Capitán Don Alonso de Ercilla y Zúñiga quién en la época de la conquista recorrió esos campos y le ilustró con su célebre poema épico.

En virtud de esto, el presente acto fue celebrado y firmado por las personas antes mencionadas acordándose además que las calles del pueblo recién fundado llevaran el nombre de famosos jefes indígenas tales como: Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia y Guacolda.”[4]

INTRODUCCIÓN

Este trabajo pretende retratar, sucintamente, la llegada, instalación y resultados de colonos suizos a la zona que corresponde actualmente a la comuna de Ercilla, en la región de la Araucanía en Chile, desde la mirada y el recuerdo de los descendientes de esos primeros llegados. Los mismos, invitados por un estado cuyas expectativas forjadas en el contexto decimonónico chocaron con el dificultoso arribo y establecimiento de sus invitados estrellas. Esperanzas de antaño que parecen estrellarse todavía con el derrotero seguido a través de los años. Camino que en muchos casos aún, trágicamente, no se ha definido para muchos de los descendientes de los protagonistas de este artículo.

I. LA LLEGADA

En sus “Recuerdos del pasado” Vicente Pérez Rosales, uno de los grandes impulsores del proceso de colonización europea en el sur de nuestro país, describió las virtudes que se desprenderían de la acogida otorgada a los colonos europeos que se arriesgaran a venir a las meridionales tierras chilenas, que hasta entonces formaban parte del espacio histórico (de vida cotidiana primero y de resistencia después) mapuche, quienes finalmente fueron desalojados por la política de finalización del “conflicto” denominado por la historiografía clásica como “Pacificación de la Araucanía” a manos de ex combatientes de la Guerra del Pacífico (Entre ellos Gregorio Urrutia y Cornelio Saavedra) y las que en el siglo XIX el estado se empeñó a incorporar al territorio “nacional” en un afán de blanqueamiento y europeizamiento de la zona, lo que bajo la óptica modernizadora de entonces era dogma. Para ello, dicho estado crearía las condiciones “óptimas” para que los aventureros (portadores de la bandera del progreso) triunfaran frente a las adversas condiciones (principalmente físicas, idiomáticas y climáticas) de su nuevo hogar. Más allá de la particular mirada de Rosales (y del entonces estado modernizador), la llegada de colonos extranjeros en muchos casos no significó el arribo a la tierra prometida llena de oportunidades como les vaticinó el responsable estado receptor.

Esta visión (modernizadora-modernizante) fue la que imperó para que este proceso también abarcara el valle Huequén cerro Nilontraro hacia 1884, en pleno gobierno del Presidente Domingo Santa María, donde se hizo efectiva la llegada de familias colonas procedentes principalmente de Suiza (de donde emigraron suizos franceses y alemanes) y luego de Inglaterra, quienes también se unieron a la aventura. Para ocupar las tierras de los, a esas alturas, desplazados mapuches.

Claramente la empresa no fue fácil lo que demostró el temple de los colonos que se embarcaron hacia Chile: significó el enfrentamiento con un territorio desconocido, climática y físicamente distinto al de sus países de origen. Tales trabas fueron acompañadas con la incertidumbre de comprobar si sus competencias personales y profesionales traídas desde Europa les permitirían surgir o, al menos, sobrevivir.

El viaje de los colonos, lógicamente, fue en barco llegando a los puertos de Valparaíso y Talcahuano, último lugar desde donde un grupo de los cansados, pero entusiasmados viajeros tomó rumbo a Angol donde fueron recibidos oficialmente: “porque ellos llegaron a Talcahuano, de Talcahuano los trajeron a Angol”. Fue justamente en ese lugar donde esa tradición grandilocuente y modernizante, propia de la época decimonónica y de la entonces en ciernes formalidad legalista chilena, chocaba con la precariedad de las condiciones reales entregadas(y existentes). Así a los recién llegados se les concedió materiales y animales para la construcción de su nueva vida y se les designó la cantidad de tierras a entregar, su ubicación y su título de dominio: “Una yunta de bueyes, carreta aperada, además de una vaca, 40 tablas y el documento que certificaba la cantidad de tierra y ubicación geográfica de la misma”[6].

Ya en octubre de 1884 comienza el desplazamiento de muchos colonos hacia el valle y no fue fácil. Los recién llegados en su mayoría, tenían conocimientos relativos al comercio, la industria o la artesanía. Por tanto, el abrir caminos a machetazos, el pasar por malos o inexistentes caminos, enfrentarse a un clima, las más de las veces, adverso significó un esfuerzo superior por la falta de competencias o experiencia en el trabajo de la tierra. De hecho, los problemas empezaron a arreciar dramáticamente: “tuvieron que abrir caminos, cortaban árboles, se enfermaban por ahí, algunas guaguas que venían murieron (creo) en el camino, fue dura la llegada de ellos pues”. Aún así, en Suiza, surgían diversas versiones relativas al éxito y facilidad de la empresa colonizadora. Tanto fue el impacto de las auspiciosas noticias provenientes de estos lares, que en algún momento el gobierno Suizo decidió prohibir nuevas salidas de nacionales que querían ir en busca de los beneficios y oportunidades que, al alero de las ya mencionadas informaciones, nuestro sur ofrecía[7].

II. LA INSTALACIÓN

En el valle Huequén cerro Nilontraro, los colonos fueron recibidos por el Ingeniero agrimensor Martín Luiggi, Jovino Padilla y Víctor Isla quienes ubicaron a los viajeros en sectores previamente identficados. Más tarde y como consta en el acta oficial de 1885 (citada al comienzo) se funda la comuna con el nombre de Ercilla en honor al poeta peninsular creador de La Araucana.

Hubo una segunda camada de colonos europeos en los primeros años del siglo XX, que hicieron un recorrido similar, algunos llegaron primero a Argentina y de ahí enfilaron rumbo a Chile, otros desembarcaron directamente en Talcahuano y luego se desplazaron hasta Angol, pasando por Quilquilco hasta recalar definitivamente en la ya conformada comuna de Ercilla: “de Angol llegaron a Quilquilco, que actualmente es Inspector Fernández y de allí parece los empezaron a distribuir y ellos tuvieron que trabajar... para venirse de Angol a Inspector Fernández” / “Llegaron en barco a Argentina, después llegaron a Inspector Fernández y donde fue otorgado un campo que solamente era barro y árboles”.

También sufrió penurias esta apreciable cantidad de extranjeros quienes, al igual que la primera facción de inmigrantes, recibiendo algunos materiales y suelos vírgenes, tuvieron que enfrentarse a enfermedades y al bandidaje propio de aquella época: “En ese tiempo existía esa gente como ser: bandoleros, como llegaba gente que no se sabía expresar, eran de otro idioma, entonces cuando ellos llegaron aquí, ahí en el mismo sector donde llegaron mis abuelos, ahí como a dos o tres familias los asaltaron, pero después descubrieron quienes habían sido y los fusilaron”.

Una vez establecidos en Ercilla había que hacer el suelo productivo, un suelo que nunca había sido trabajado. Se entregaron hectáreas que había que limpiar, desmalezar, todo con rudimentarias herramientas y como ya se hizo mención, con pocos conocimientos en materia agrícola por parte de algunos colonos: (después del paso por Quilquico) “...de ahí les entregaron un par de hectáreas y también había que limpiar aquello ¡ y no todos eran agricultores! Si eso era lo peor, la mayoría eran artesanos. Entonces las cosas estaban malas...De hecho mi bisabuelo Era más dedicado a la carpintería”. Fue una época ruda, pero en alguna medida, dio frutos. Una descendiente de colonos nos da cuenta de aquello: (el campo) “...ellos lo limpiaron todo, después pusieron viñas, mi abuelo trabajó muchos años en vinos y mi bisabuelo”.

III. ¿EL RESULTADO?

No corresponde a este trabajo establecer el grado preciso de éxito que tuvo la empresa impulsada por el estado chileno en términos de productividad, “blanqueamiento”, modernización, implantación de “virtudes europeas”, etc. Pero a simple vista el cálculo no fue exacto, vemos la actual tensión existente entre colonos / mapuches / estado y palpamos como la historia de muchas de estas empresas no desarrolló el polo productivo esperado, o como se desenvuelve en la actualidad dramáticamente irresolutas problemáticas históricas en la zona (invisibilización del conflicto fuera de sus fronteras por los medios, represión del estado, violencia por parte de todos los actores involucrados) o simplemente aventuras que terminaron tristemente: Llegaron a Inspector Fernández (antigua Quilquico) y de allí parece que los distribuyeron, no se, llegaron aquí a Ercilla a un campo donde queda... actualmente parece que vive un Seitz, un señor Seitz, dicen... me decían el otro día que todavía existía una casita ahí donde este señor Seitz que la había construido mi bisabuelo, yo no la he visto y el otro día conversábamos con una prima y me decía que existía todavía, que era una casita chiquitita, claro que ahora en malas condiciones, porque ¿se imagina?...tantos años ahí. 1904, y después ya al bisabuelo lo asaltaron ya ahí no tengo bien clara esa parte, lo asaltaron y allí falleció y quedó mi abuelo y un hermano, quedaron tres hijos de ese matrimonio y después mi abuelo parece que compró al lado una tierra que después había una casa bonita, grande y ahora después se vendió, lo compró la CONADI y como los que compran a la CONADI los mapuches destruyeron todo eso, dicen que con motosierra y echaron abajo la casa no sé, yo no estaba presente ja ja ja”.



[1] Artículo que se nutre directamente de “Los colonos y su llegada” contenido en Henríquez, Rodrigo y Sánchez, Freddy: Ercilla 120. Contamos una historia, soñamos un futuro. Taller de ediciones LOM. 2005. Pp. 21-23.

[2] De ahora en adelante las citas en cursiva son testimonios de descendientes de colonos de Ercilla obtenidos en el marco del proyecto de recuperación de la memoria: Ercilla 120…op.cit.

[3] Rosales Vicente: Recuerdos del pasado 1814-1860. Ediciones Septiembre,1973.

[4] En el afán de tomar posesión de las tierras del sur de Chile por parte del estado, la constitución formal de ciudades era un medio obligado. La cita corresponde al Acta de la Fundación de Ercilla en 1885.

[5] Padilla, Jeraldo: Investigación histórica de Ercilla. No editado. 1982. P. 5,

[6] Peri Fagerstrom, René: Reseña de la colonización en Chile. Ed. Andrés Bello. Santiago. 1989. P. 94.

miércoles, 12 de agosto de 2009

PENSAMIENTO E INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN CHILE: Tránsito histórico hasta mediados del siglo XX



Sin duda, la educación chilena ha sido una temática que constantemente se ha discutido desde distintos prismas (ideológicos, disciplinarios, políticos, entre otros.). A partir de esta realidad es que, a modo de contribución, las preguntas que hemos querido establecer como rectoras de este trabajo son ¿Qué entendemos por pensamiento educativo e investigación educativa?, ¿Cuándo podríamos establecer el origen de la actividad investigativa en Chile? Y por último ¿Cuál fue el camino que recorrió esta última durante la primera mitad del siglo XX?.

Concordante con lo expresado es que una primera parte estará dirigida a identificar a los principales exponentes del pensamiento educativo en Chile y las problemáticas recurrentes tratadas por ellos. Una vez presentado aquello es que esbozaremos una definición de pensamiento educativo a fin de diferenciar dicho concepto con el de investigación.

Por otro lado, trataremos de establecer una definición de investigación educativa planteando cuales son las características que la diferencian del pensamiento educativo, tratando de establecer el contexto histórico en que ella surgiría.

Como tercer objetivo, nos planteamos, a partir de lo evidenciado en este trabajo, señalar el camino recorrido por la investigación educativa en Chile desde el momento que hemos identificado como su origen hasta 1950 en que básicamente un enfoque aséptico, desapegado tanto del contexto, como también de los sujetos pedagógicos y, a su vez, muy vinculado a la psicología como disciplina predominante.

A pesar de lo anterior, queremos además exponer una mirada distinta surgida a raíz del intento del movimiento denominado Escuela Nueva, surgido en la década de 1920, por cuestionar la realidad educativa y de alguna manera, el paradigma imperante en aquél entonces.

Hay que hacer la salvedad que para la realización de este trabajo hemos efectuado una revisión de fuentes y bibliografía (señaladas en pie de páginas) tanto de las épocas específicamente revisitadas como análisis más contemporáneos de los fenómenos presentados. Hemos usado técnicas propias de la disciplina histórica y a este corpus documental le hemos aplicado una metodología analítica, crítica y comparativa para alcanzar nuestras propias conclusiones.

PENSAMIENTO EDUCATIVO E INVESTIGACIÓN EDUCATIVA: DEFINICIONES Y DISTINCIONES HISTÓRICAS EN CHILE

Es en este primer momento en donde, y a partir de sus hitos fundadores, nos vemos en la obligación de hacer una clara distinción entre lo que denominamos “pensamiento educativo” e “investigación educativa”, a fin de que la aclaración de dichas acepciones nos sirvan como hilo conductor para presentar el derrotero de la actividad investigativa en educación en nuestro país hasta mediados del siglo XX.

El pensamiento educativo lo podemos pesquisar desde el período colonial en Chile, desarrollado básicamente por el discurso de la iglesia católica en la materia, y en donde destaca, sin duda, el papel desplegado por la congregación jesuita[1] cuya influencia en términos de extensión territorial[2] y del arraigo de sus ideas en la población colonial fue patente.

Posteriormente se produjo una destacada producción de pensamiento educativo gracias al arribo al país de diversos intelectuales argentinos exiliados de su país durante la dictadura de Juan Manuel de Rosas. Entre los recién llegados destacan los nombres de Domingo Faustino Sarmiento y Bartolomé Mitre, tanto por sus acciones concretas (Sarmiento funda y dirige en 1842 la escuela normal de preceptores) como por sus opiniones respecto de educación, que en el caso de Sarmiento (a modo de ejemplo) pasaban por otorgarle a aquella una misión “civilizadora”: “…la educación primaria contraría resistencias invencibles de la apatía y egoísmo de la raza blanca, mientras no reconozca el principio etnológico que la masa indígena absorbe al fin al conquistador y le comunicaba sus cualidades e ineptitudes, si aquél no cuida de transmitirle, como los romanos a galos y españoles, a más de su lengua, sus leyes, sus códigos, sus costumbres y hasta las preocupaciones de raza, o las creencias religiosas prevalentes[3]. En este sentido también podemos destacar, como exponentes chilenos del pensamiento educativo, a Miguel Luís Amunátegui, Abdón Cifuentes y Andrés Bello (nacionalizado por gracia chileno), siendo este último, bajo nuestra óptica, el más importante, tanto por su producción intelectual en la materia, como por su trascendente papel como primer rector de la Universidad de Chile, institución que tuvo en sus manos el devenir de la educación del país en lo que restaba del siglo XIX y gran parte de la posterior centuria.

Asumiendo todo lo anterior ¿a qué denominamos “pensamiento educativo”?. Para efectos de este trabajo lo definiremos como la opinión reflexiva e instruida de ciudadanos destacados (políticos, estudiosos o intelectuales) más informados que el promedio de sus pares respecto de la materia educativa.

¿En qué diferenciamos este “pensamiento educativo” de una “investigación educativa”?. Desde una perspectiva epistemológica la diferenciamos por la carencia de cuestionamientos de fondo respecto de problemáticas relativas a educación, que es patente en los expositores del primer concepto, quienes formularon en su momento, propuestas u opiniones, muchas de las veces, privadas de interrogantes rectoras que la metodología investigativa obligaría. En ese sentido percibimos que el empeño por establecer una definición de conocimiento fue su labor más recurrente: “Las ideas a que acompaña el juicio seguro de la realidad de los objetos, se llaman conocimientos[4]”, más bien desde la opinión que desde una pregunta rectora.

Utilizando esta distinción es que nos atrevemos a sugerir dos instancias en las que podríamos situar el origen de la investigación educativa en Chile.

La primera clave nos la entrega Iván Núñez P. quien señala como ya en 1908 el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, bajo la rectoría de Valentín Letelier, funda un laboratorio de psicología experimental “el primer centro de investigación científica sobre educación en el país”. Centro que comienza a vincuarse con el contexto y los actores educativos ya que estaría “orientado al conocimiento del desarrollo de los educandos y a los procesos de enseñanza y aprendizaje[5].

El segundo esfuerzo (y momento) en que identificamos un incipiente espíritu investigativo corresponde a la obra crítica y propositiva de Darío Salas que plantea dos preguntas fundamentales, las primeras que realizan una mirada introspectiva al sistema educativo chileno (1917): ¿Cumple nuestra escuela primaria su función? ¿Llena debidamente las necesidades sociales que justifican su existencia?[6]. Estos dos hitos nos muestran como se intentó dar a la educación un enfoque científico, ya sea a través del estudio y aplicación en laboratorio de experiencias educativas como por medio de la formulación de preguntas que guían una investigación. Aquí ya podemos identificar metodologías y paradigmas que la educación chilena seguirá y en los que se enmarcará prácticamente por medio siglo más.

LAS PROPUESTAS DE INVESTIGACIÓN EDUCATIVA EN CHILE DURANTE LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

Es el momento de hacer referencia a una visión que podríamos denominar como proto científica en el ámbito educativo y que dice relación con la mirada pedagógica del “herbartianismo” que profesaban los pedagogos alemanes que fundaron el Instituto Pedagógico en Chile, llamados así por seguir las orientaciones del pedagogo alemán Herbart y que tuvieron gran influencia a fines del siglo XIX y principios del XX. Expertos que visualizaban a la educación como ciencia, “como formación… que supone un avance respecto de la teoría de las facultades innatas, pero que ignora la existencia de un ser vivo con funciones activas y específicas[7]. “Herbart había sostenido que la Pedagogía no tenía más que dos ciencias fundamentales, la ética, que claramente es una disciplina filosófica, y la Psicología, que en los tiempos de ese autor no alcanzaba el status científico que tuvo más tarde[8]. Esta visualización se basaba en el empirismo y el desarrollo experimental a través de la biología y la psicología. En Chile caló hondo esa mirada desde la ética y la psicología y como se proponía que el aprendizaje y el como conocer se llevaba a cabo a través de cuatro pasos (su mirada epistemológica): Captación – Reflexión – Sistematización – Método de elaboración personal.

Como Núñez (2002) señala, se buscó en los primeros años del siglo XX dar un tinte científico a la mirada educativa predominante hasta entonces. Como podemos percibir del esfuerzo del Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y su rector Valentín Letelier, no se busca generar metodologías o fundamentos provenientes o creados predominantemente desde una perspectiva pedagógica, sino más bien, se trató de extraer datos y generar conclusiones desde otras ciencias, específicamente desde la psicología (aunque también podemos mencionar la sociología, antropología, etc.) y a través de un prisma empírico, o sea, de la búsqueda de establecer verdades generales a través de la extracción de datos exactos de los objetos de estudio.

La “pedagogía experimental” a la que hace alusión Núñez, correspondió a una escuela originada en Alemania que tuvo bastante arraigo en E.E.U.U. y que, importada desde allí por personajes como Darío Salas a Chile, se transformó en nuestro referente pedagógico durante gran parte de la mitad del siglo XX. Hay que señalar que Darío Salas adscribe a estos planteamientos. En su libro ya mencionado, se lamenta por no poder medir exactamente todos los fenómoenos educativos de la época. Podemos señalar que este conjunto de estrategias metodológicas y fundamentos se enmarcaban dentro de lo que se conoce como el Paradigma Científico (que seguiremos atendiendo más adelante) que otorga una importancia significativa a las mediciones cuantitativas, desapegadas en lo posible del objeto de estudio y orientadas al establecimiento de “verdades científicas”. Al respecto, podemos hacer un paralelo entre la mirada Herbartiana y su directa influencia dentro de la investigación pedagógica experimental en la siguiente tabla(9):

Tabla 1: Comparación entre los principios Herbartianos y su influencia dentro de la investigación experimental en Chile.

HERBARTIANISMO

INVESTIGACIÓN EXPERIMENTAL

Surge la influencia de la psicología en educación

Se profundiza el predominio de la psicología. Ahora es necesario medir el comportamiento. Por lo mismo el test es el instrumento por excelencia para apreciar el comportamiento. Se hace obligatorio delinear perfiles psicológicos de los estudiantes.

La educación se pensaba desvinculada del contexto (al igual que la escuela)

La pedagogía se basaba principalmente en fines abstractos

Se hace un paso de la biología y se reemplazan los procesos pedagógicos por los procesos cognitivos

Hay una vinculación entre pensamiento educativo / investigación educativa

Se relaciona filosofía de la educación / historia de la educación / didáctica

La filosofía es reemplazada por la psicología en la dirección de la actividad pedagógica.

Bajo cualquiera de estas premisas podemos concluir, en principio, que la participación de los propios educadores en la generación de saber educativo en Chile fue bastante restringida durante esta época en que las metodologías exigían enfocar la mirada desde otras áreas del conocimiento científico social y buscaban medir y observar al objeto de estudio de manera acéptica. Por tanto los sujetos relacionados con educación estaban, en cierta forma, contaminados para el fin de establecer una mirada objetiva y certera de los fenómenos educativos. Estos sujetos eran cosificados bajo estos prismas. Los profesores dan cuenta de aquello y daban a conocer su molestia: Los profesores “eran fuente constante de descalificativos. Eran, según ellos mismos lo percibieron, víctimas del ridículo y "motivo de denigrantes caricaturas", considerados por el resto de la sociedad como “seres apocados”, “incapaces de ser otra cosa que maestros de escuela”, “cuando más, podemos llegar a ser profesores de liceo, después que botamos la hediondez a maestros de escuela", buscando muchos conseguir un título para liberarse de tal “oprobio””[10]

En concordancia con lo anterior se presentó un matiz a las miradas presentadas y lo encontramos en el contexto en el que se desarrolló la llamada “Escuela Nueva” que tuvo un interesante derrotero entre 1922 - 1928, movimiento en el que justamente fueron los educadores los que tuvieron un rol fundamental y que desde el punto de vista de las metodologías y enfoques relativos a educación desde un movimiento colectivo, planteaba que ella debía centrarse en los niños (influencia de J. Dewey) y que debía tender a la construcción de sujetos pedagógicos, con políticas educativas y escuelas generadas, administradas y trabajadas desde los actores edcativos, principalmente profesores y vecinos. Las posturas y propuestas teóricas, si bien estaban influídas también por la psicología, matizan la visión otrogando importancia a los sujetos, des-cosificando a los profesores y estudiantes como objetos de estudios. Gran parte de la argumentación de la Escuela Nueva se postulaba a través de su publicación Nuevos Rumbos de tirada nacional y que daba espacio a la reflexión docente desde los docentes. De tal manera encontramos un profesorado en general y primario en particular, que ya tiene más conciencia sobre la crisis educacional: ha organizado el primer congreso de educación primaria reflexionando sobre temas pedagógicos. También que tiene más conciencia sobre su propia crisis como gremio y de su capacidad colectiva: ya ha realizado una huelga, la primera del continente, y ya ha comprendido que el profesorado unido es capaz de incidir en las decisiones educacionales del aparato administrativo.”[11] Y que es capaz de generar propuestas teóricas. De todas maneras el paradigma científico que se basó en la medición, la validez en la conclusión estadística y el método de análisis de los efectos de comparaciones múltiples fue la tónica, generando un momento histórico clave en donde podemos constatar un punto de inflexión para la investigación en educación. Al respecto Irma Salas, en la introducción a su tesis doctoral de 1930 sobre “La composición socioeconómica de la población escolar secundaria de Chile” elaborada en la Universidad de Columbia, señalaba: “No ha sido el propósito de este estudio hacer descubrimientos impactantes u ofrecer sugerencias únicas para corregir o mejorar las inadecuaciones en el actual sistema de educación secundaria de Chile […]. La contribución a que ha apuntado la autora de este estudio es la investigación científica de los hechos, dando de esta manera soporte estadístico a lo que otros ya han hallado a través de la observación ilustrada, experiencia y enfoques filosóficos[12].

Esta declaración no puede ser más categórica de lo que, a nuestro juicio, ha sido el rol de la investigación científica en educación. En estas palabras se desprende una intencionalidad sustentadora basada en la prudencia y humildad académica, la orientación empírica, la vocación reformadora, y el reconocimiento de la legitimidad de los otros campos con los que el ámbito educativo necesariamente debe interactuar. La misma autora intentó desarrollar luego estos principios en su trabajo académico y de educadora, siendo la creación del Instituto de Educación de la Universidad de Chile en 1957 un hito especialmente relevante de dicho proceso. Ella promovió un tipo de investigación científica que constituía el estado del arte de su época, con vínculos internacionales, desarrollando estudios tanto descriptivos como experimentales, vinculados a las preocupaciones y necesidades del sistema escolar y los educadores, con una novedosa perspectiva de la realidad y diversidad locales. El Instituto de Educación de la Universidad de Chile significó el más sistemático y temprano esfuerzo por institucionalizar en nuestro país la generación de conocimiento científico sobre el campo educacional.

Desafortunadamente, en 1968 el Instituto de Educación que Irma Salas había creado desapareció. Según el historiador Iván Núñez, dos razones que explican esta desaparición son –por una parte- la estrecha concepción profesionalizante prevaleciente en la Universidad en dicha época, que no valoró la generación de un centro especializado en la investigación educativa, y –por otra- un enfoque “de arriba hacia abajo” y nacionalmente estandarizado de la reforma educacional, que no valoró la experimentación y la búsqueda de soluciones heterogéneas que atendiesen la diversidad de los contextos locales en la planificación educativa.



[1] Respecto del ideario jesuita: Dumortier, Francois (et-al) (2003), Tradición jesuita. Enseñanza, espiritualidad, misión. Ediciones AUSJAL.

[2] Una mirada crítica a la llegada y expansión jesuita en Chile, incluida su labor educativa en los primeros años en: Barros Arana, Diego (1932) Riquezas de los antiguos jesuitas en Chile. Eds. Ercilla. Santiago.

[3] Sarmiento, Domingo (1946) Conflicto y armonía de las razas en América. Editorial Intermundo. Buenos Aires. P. 356.

[4] Bello, Andrés (1881) Obras completas de don Andrés Bello. Volumen I. Impreso por Pedro G. Ramírez. Santiago. P. 20.

[5] Núñez, Iván (2002) Las jornadas de experimentación pedagógica de educación primaria de 1950. Ponencia presentada a las VII Jornadas Nacionales de Historia de la Educación Chilena, Universidad de Bío-bío y Sociedad Chilena de Historia de la Educación, Chillán.

[6] Salas, Darío (1917) El Problema Nacional: Bases para la reconstrucción de nuestro sistema escolar primario. Soc. Imp. i Lit. “Universo”. Santiago. P. 7

[7] González M, José: John Dewey y la pedagogía progresista. En Trilla, Jaume et. al. (2007). El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. Graó. España. P. 24.

[8] Núñez, Iván (2002) Las jornadas…op.cit. p. 3

[9] Acevedo, Carlos, et. al.: Enfoques y problemas de la investigación educativa, hoy. Manual de Magíster en Educación, Universidad ARCIS 2004.

(10) Reyes Jedlicki, Leonora (2004): "Conflicto educacional y ciudadanía. El movimiento del profesorado primario en Chile, 1922-1928". P. 6.

[11] Reyes, Leonora. Op cit.

[12]Salas Irma (1930). Extraído del Discurso del Rector Víctor Pérez con motivo de la Inauguración del Año Académico 2007 del Instituto de Chile. Instituto de Chile, jueves 10 de mayo de 2007. En http://www.uchile.cl/uchile.portal?_nfpb=true&_pageLabel=conUrl&url=41302

lunes, 20 de julio de 2009

TRATANDO DE ESCRIBIR SOBRE HISTORIA NUEVAMENTE


“¿Aquí a Ercilla? Mi familia llegó aquí, porque mi abuelo era... era colono, o sea que yo, soy nieta directa de colonos... de colonos suizos. Los padres de mis padres eran... llegaron niños aquí a Chile y los padres de mi madre también, pero los padres de mi padre se quedaron aquí en Ercilla y los de mi madre en Quecherehue.” [1]

“En países como el nuestro es de todo punto indispensable la activa cooperación del elemento extranjero; poderosa entidad que, al procurar enriquecerse, enriquece al país donde se asila, que puebla los desiertos y forma Estados, que aunque con el modesto nombre de colonias, asombran por su industria, por su comercio y por su bienestar, hasta a sus mismas metrópolis”.[2]

“En el año 1885, el 6 de febrero se reunieron en la orilla del río Huequén el Señor Ministro de Colonización, Señor Carlos Arellano; Don Enrique Devaud, el Señor Jefe de Batallón Don Antonio León, el Señor Director de Estación de Agronomía de la Sociedad Nacional de Agricultura Don Pablo Lemantayer; el Subdirector de Colonización de Victoria Don Bernardo Muñoz Vargas, el Jefe de Servicios Sanitarios de las mismas Colonias Don Camilo Sepúlveda; el Señor Capitán de Cazadores de a caballo Don Miguel Sagas Ríos y el Señor Administrador de la Colonia Huequén, Don Guillermo Zelado Esbers”.

Habiendo reconocido la necesidad de fundar un Centro de población que permita a las Colonias desarrollarse, el Señor Ministro ha resuelto que la ciudad que va a fundar el General Don Gregorio Urrutia tenga el nombre de Ercilla en recuerdo del Capitán Don Alonso de Ercilla y Zúñiga quién en la época de la conquista recorrió esos campos y le ilustró con su célebre poema épico.

En virtud de esto, el presente acto fue celebrado y firmado por las personas antes mencionadas acordándose además que las calles del pueblo recién fundado llevaran el nombre de famosos jefes indígenas tales como: Caupolicán, Lautaro, Galvarino, Tucapel, Rengo, Orompello, Quilapán, Fresia y Guacolda.”[3]



[1] De ahora en adelante las citas en cursiva son testimonios de descendientes de colonos de Ercilla obtenidos en el marco del proyecto de recuperación de la memoria: Ercilla 120…op.cit.

[2] Rosales Vicente: Recuerdos del pasado 1814-1860. Ediciones Septiembre,1973.

[3] En el afán de tomar posesión de las tierras del sur de Chile por parte del estado, la constitución formal de ciudades era un medio obligado. La cita corresponde al Acta de la Fundación de Ercilla en 1885. Extraído de Padilla, Jeraldo: Investigación histórica de Ercilla. No editado. 1982.

En fin:


Lo anterior sirvió de fuentes para la confección del libro de la historia de la comuna de Ercilla realizado en comunión (o no tanto) con mi estimado amigo Rodrigo H. Ahora parasitando de dicho trabajo es que para remecer las neuronas históricas que todavía producen redes en mi cabeza cada vez mas anquilosada es que pretendo profundizar en un artículo relativo a la llegada de los colonos suizos a la zona, su derrotero, el contexto y establecer la responsabilidad del estado modernizador chileno y quizás plantear preguntas respecto del éxito histórico de la empresa (fin que todos más o menos intuimos o del que tenemos alguna opinión). Ojalá lo redacte, sería una interesante profundización a un tema al que no le pudimos hincar el diente como hubiéramos querido por tiempo y formato del proyecto. Opción que además me ayuda a no dejar de lado mi primera y amada disciplina.

Freddy

martes, 30 de junio de 2009

EDUCACIÓN Y MERCADO


Toda vez que la Educación fue ingresada como bien transable en el mercado se produjeron las tremendas anomalías que al día de hoy hacen crisis. Los sueldos docentes, la infraestructura, la municipalización, la calificación docente, son sólo externalidades. El problema de fondo se desprende del conflicto educación/mercado, da tal manera que encontramos la primera a la medida de lo que se pueda pagar. Buena (pagada), Regular (Subvencionada), Mala (Municipalizada). A partir de ese análisis, invito a reflexionar respecto de los siguientes puntos:

1. La discusión, en Educación, no va por el camino si deben participar privados o no en educación, de hecho ni siquiera si el estado debe administrar colegios. Lo realmente relevante es no cobrar por estudiar ni hacer selección de estudiantes. A larga esos serían los enemigos de una “buena educación” dentro de un concepto de “ciudadanía”. A ese respecto sería mínima la negativa influencia del mercado en educación toda vez que se anulen el lucro y la selección. Por tanto, si ese es el medio, no es relevante quien administre colegios, porque el fin ciudadano sería compartido y aplicado transversalmente.

Ahora bien, si se pudiera sacar la educación del mercado, podríamos hablar realmente de educación pública, porque en principio se generarían espacios comunes de aprendizaje e interacción social de las comunidades educativas a diferencia de los suburbios y ghettos educativos que existen en la actualidad que justamente niegan la “cosa pública”. Fernando Atria[1], en cuyo argumento baso esta reflexión, señala la posibilidad de segregar socialmente a través de otros mecanismos (como el habitacional), pero si se instala una real conciencia pública podrían monitorearse esas variables negativas. Pero si esa conciencia no surge y se instala desde la educación, difícilmente podría hacerlo desde otras instancias.

El problema radica en como aplicar estas medidas o propuestas. En Chile se tiende a simplificar todo en la creación de la ley correspondiente. Un sistema así permite eliminar la disyuntiva o angustia producida por la tensión interés particular por el hijo / ciudadanía. Hay que zanjar a favor de un sistema inclusivo. Finalmente zanja la ley. A mi entender, esa fe legalista es un poco ingenua, porque la cultura de mercado está arraigada fuertemente y la ley no cambia conductas y visiones. Esta realidad es comprobable observando el transito: conformación del Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación - informe entregado por la comisión en diciembre de 2006 – debate parlamentario – aprobación de LGE.

Quizás el cambio cultural debería pasar por como las comunidades educativas con la totalidad de sus miembros generen discurso respecto de lo que consideran público y su grado de importancia. Pero ese discurso debe tener su correlato en la realidad en aras de la legitimidad de las medidas. Se ve difuso, se pronuncia como un “deja vu” de la Revolución pingüina, pero tengo la sensación que dicha revuelta fue una tarea incompleta o en el peor de los casos maleada.

2. No hay que permitir o por lo menos dificultar la transmisión de los privilegios a través de la Educación en Chile.

3. Hay que transformar (vía punto 1 y 2) la Educación en espacio ciudadano de iguales.

4.El estado puede gastar en todos los sentidos y para todas las clases. Para otras regulaciones están los impuestos. Este es un punto central. La focalización (visión progresista aplicada por los gobiernos de la Concertación que implica no gastar recursos del estado en los más ricos) impide la creación de espacio ciudadano de iguales. Sabemos de alguna manera debe existir algún criterio de discriminación positiva en sociedades que presentan desigualdades socioeconómicas, culturales, etc. como la chilena, pero esa corrección de problemas no puede pasar por entregar la administración educativa al mercado. De tal manera que el estado debería asumir, como hacen múltiples estados desarrollados, a los impuestos como instrumentos claves para aplicar las políticas públicas en forma.


[1] Atria, Fernando: Mercado y ciudadanía en la educación, Ed. Flandes Indiano. Santiago, 2007. Pp. 66-115.